sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Puede el 15-M estar contento con Europa?

"-Uno para todos y todos para uno."

"Habemus Papam", parecía decir ayer el rostro de Sarkozy cuando compareció ante los medios de comunicación. Los trasnochadores líderes y salvadores de nuestro futuro (o eso dicen los entendidos) lograron por fin un acuerdo sobre lo que será la nueva maquinaria europea, una nueva Unión  Europea o Monetaria- al parecer han creado una Europa de 1era división y otra de 2nda -que permite a los países, no solo salir de la crisis, sino salir fortalecidos de ella. Bla, bla, bla...¿Complicado de entender, no? A continuación, un resumen de lo ocurrido de la forma más inteligible posible:

CRÓNICA DE UN TRATADO

Érase una vez una Europa donde existía la igualdad. Los líderes predicaban la equidad y aseguraban que tenían en mente un proyecto, conocido como Unión Europea, que los conduciría a todos hacia el paraíso de la paz, la solidaridad y la buena vida. ¿Bonita historia, no? Vale, ahora ya podemos frotarnos los ojos y volver a la realidad.

La realidad es que la crisis financiera mundial es un extra que no estaba contratado en la película y ha obligado a modificar el guión. La realidad es que esa crisis financiera ha arrastrado a su paso a casi todos los países- a unos más, a otros menos -y parece ser que sólo dos iluminados han sido capaces de descubrir el antídoto antes de que acabáramos envenenándonos del todo. Con todos ustedes, los elegidos:



Que nadie os engañe: el señor barbudo de la segunda fila que aparece de nuevo como figurante cree que el poder real se mide por la cantidad de fotos en las que se pueda aparecer, pero son solamente los de la primera fila, la canciller Angela Merkel y el presidente Nicolás Sarkozy, los que llevan la batuta en todo el asunto. Aunque tal vez lo correcto sería decir que llevan el látigo, pues su receta mágica para hacer frente a la crisis no es sino más control, más reglas, más disciplina, más austeridad y más recortes. 

Evidentemente, lo lógico sería interpretar que este par y los países a los cuales representan deben rozar tanto la perfección como para permitirse el lujo de adueñarse de la Unión Europea y darnos ejemplos al resto, como si fuéramos los niños de la clase a los que han pillado copiando. Así que, sintiéndonos culpables, nos ponemos a leer sus soluciones y (¡Sorpresa!) nos encontramos con ésto:

  1.   Fijar en la Constitución de cada Estado un límite de déficit: Dicho así, queda muy bien escrito y presentable, pero si se echa mano a la hemeroteca se descubrirá que Alemania sobrepasó el 3% de déficit público que exigía la UE durante unos 5 años. Y no solo ella. ¡Francia también! Pero claro, el cuento de la igualdad que contábamos antes no era más que una utopía. Alemania y Francia obtuvieron  respectivas mayorías en el Consejo Europeo para impedir que la Comisión los sancionara. Tal vez quedó un poquitín de sentimiento de culpa en Angela Merkel cuando la Comisión volvió a cargar el rifle para apuntar, ésta vez a Grecia, y la canciller se opuso considerando que controlar el déficit público griego era vulnerar su soberanía como Estado.

Osea, que el dúo formado por Merkel y Sarkozy, ahora conocidos como Merkozy- por eso de simplificar -no solamente también tienen un historial oscuro sino que países como España, a los que ahora se califica de desobedientes, mantuvieron su déficit público por debajo del 3% durante los años previos a la crisis.



Sin embargo, ninguna de éstas evidencias parecen importarles al resto de líderes europeos. ¿Cómo les va a importar? ¡La mitad son de derechas y la otra mitad tecnócratas- algo así como máquinas humanas que en lugar de obedecer a Matrix obedecen a Bruselas! "¡Qué rulen las tijeras!" llevan entonando desde que Merkozy les enseñó la canción.

Es posible que Mario Monti, el excomisario europeo y tecnócrata italiano haya decidido prescindir de su sueldo como primer ministro o renuncie a otros gastos de su cargo, con tal de hacerse el austero. Sin embargo, no le ha temblado el pulso a la hora de recortar en Italia, de tocar las pensiones, de subir el IVA...Tampoco le tembló a Pedro Passos Coelho en Portugal, ni le está temblando a Lucas Papademos en Grecia ni, por supuesto, aunque ahora nos sostenga esa sonrisa hipócrita, tampoco le temblará a Mariano Rajoy en España.

Pero volvamos a ayer. Ésta fue la escena del día:



El primer ministro británico y el presidente Sarkozy se cruzan pero apenas se saludan, aunque tal vez lo correcto sería decir que Sarkozy evita directamente estrecharle la mano a David Cameron mientras éste solo puede conformarse con darle una palmadita en el hombro. De Sarkozy diría Mario Monti ayer que "es un hombre con una personalidad sin matices". Vamos, que ayer estaba cabreado y no iba a disimularlo. ¿Los motivos? Reino Unido no aceptó el tratado de Merkozy ni quiso jugar en la misma liga. Si hubiese aceptado formar parte de la nueva unión monetaria se hubiera visto ante la siguiente situación:

  1. Pérdida de soberanía: tché...como todos.
  2. Convocatoria de referéndum: a saber qué hubieran votado los ciudadanos británicos.
  3. Crítica de los euroescépticos: su ala política conservadora más revolucionada que nunca.
  4. Pérdida de poder financiero de la City: ésto de la "City" queda muy fashion, pero en realidad hace referencia a Londres, poderoso centro económico que se vería menguado ante el sometimiento a la regulación financiera que propone Merkozy. 
Vamos, que de momento Cameron se ha ahorrado un par de dolores de cabeza y aunque en el futuro se arrepienta de momento podrá presumir de haberse bajado del Titanic en billete de 1era clase. Sarkozy, por su parte, tampoco tiene demasiados motivos para cabrearse. Ha logrado lo que quería: un pacto a 17 que le permite dejarse ver mensualmente por Bruselas gestionando la crisis. Osea, fotos y propaganda que le permitirán presentarse ante las futuras elecciones francesas vestido de Gran Salvador de Europa. 





Y no solamente eso. Al aprobarse el tratado que exige establecer un límite de déficit en la Constitución Francesa, Sarkozy tendrá que llevarlo a cabo en su país y no podrá modificarla sin el apoyo del Partido Socialista. Ésto significa que, en una Francia que parece querer deshacerse de su líder conservador y en la que los socialistas tienen todas las de ganar, el candidato socialista François Hollande tendría que verse arrastrado y obligado a apoyar a Sarkozy, en contra de la opinión pública. Llamadle tonto a Sarkozy...

Y aquí es donde nos encontramos. Ante una Europa de derechas a la que le ha dado por el recorte mientras evita escuchar las advertencias de Premios Nobel de Economía como Paul Krugman o John Stiglitz que aseguran que los recortes son más un castigo que una solución, que provocan más recesión que crecimiento y que así nos vamos todos al fondo del mar.

Siempre está el comodín del público para ayudarnos a salir de la crisis, que sería la creación de eurobonos- algo así como un ticket para sacarse la deuda de encima por la vía rápida -pero (¡Sorpresa de nuevo!) a Alemania no le interesa por miedo a que ello repercuta en su economía y porque para la opinión pública alemana significaría solucionarles la vida a los "vagos del sur", osea, España, Italia, Grecia, Portugal...

Así que, ni solidaridad, ni igualdad, ni ná de ná. Como dijo un tipo con bigote:
"-Que alguien pare el mundo que yo me bajo".